Cada año, el Hospital Garrahan diagnostica 60 casos nuevos y atiende 800 consultas por hepatitis en niños. Las vacunas son la herramienta más eficaz para prevenir la forma viral de la enfermedad. Cada 28 de julio se conmemora el Día Mundial Contra la Hepatitis para concienciar sobre la hepatitis viral, la importancia de su prevención y su diagnóstico precoz.
La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado, órgano que cumple funciones clave como la desintoxicación, la síntesis de proteínas, hormonas y factores de coagulación. En niños suele presentarse sin síntomas o con signos inespecíficos como fiebre, vómitos, diarrea, decaimiento o pérdida del apetito. En algunos casos aparece ictericia (coloración amarilla de la piel), orina oscura y materia fecal clara. Si la inflamación hepática es severa, puede derivar en insuficiencia hepática aguda y requerir trasplante.
La enfermedad puede ser causada por diferentes virus: A, B, C, D y E. Las formas A y B pueden prevenirse con vacunas incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. La vacuna contra la hepatitis A se aplica a los 12 meses de vida en una sola dosis, y la de hepatitis B con la dosis neonatal y los refuerzos indicados. Ambas son gratuitas y obligatorias y están disponibles en todos los centros de salud del país.
“Es fundamental respetar el calendario nacional de vacunas, no solo para prevenir las hepatitis sino también el resto de las infecciones. Por lo pronto, hay que recordar siempre que tanto el acceso al agua potable como las vacunas son esenciales para la prevención de infecciones”, sostuvo María Teresa Rosanova, jefa del servicio de Epidemiología e Infectología del Garrahan.
En ese sentido, Susana López, jefa de Clínica de Hepatología del Hospital, argumenta que la hepatitis A se transmite por vía fecal-oral, a través del consumo de agua o alimentos contaminados o por contacto estrecho con personas infectadas, por lo que es fundamental también reforzar el saneamiento ambiental y el lavado de manos.
En el caso de la hepatitis C, aún no existe vacuna, aunque hay tratamientos eficaces. Por eso, el diagnóstico temprano mediante la prueba sin costo, es fundamental. La detección precoz permite evitar daños mayores.
En la infancia, una de las principales vías de transmisión de los virus B y C es de la madre al hijo durante el embarazo o el parto. La vacunación al nacer y el seguimiento adecuado permiten evitar esta transmisión casi por completo.
Por otro lado, la hepatitis autoinmune también afecta a niños. En este caso, el sistema inmunológico ataca el propio hígado. Si se detecta a tiempo, puede controlarse con medicación y, en casos severos, requerir un trasplante.